Caimito encuentra su hogar definitivo
Recientemente, Katrina, defensora del cliente, y otros miembros del personal reunieron a un cachorro perdido con su dueño. Una visitante de larga data informó al personal de que su perro se había perdido. El personal del Centro de Recursos ayudó a denunciar el extravío. A la mañana siguiente, alguien llevó al perro Ballard Food Bank. Por suerte, Katrina reconoció al perro y pudo organizar un feliz reencuentro.
La comida es sólo el principio en Ballard Food Bank. Lo que hace de nuestra comunidad un lugar maravilloso es que es un centro donde la gente y sus mascotas se sienten conectados y vistos, saludados por su nombre.
Estamos muy contentos de ser una fuente confiable de apoyo a los miembros de la comunidad cuando se trata de sus amigos peludos. Además de reconectar a los cachorros con sus dueños, hemos ayudado a encontrar hogares para siempre a mascotas que han pasado por nuestras puertas... ¡algunas con nuestro propio personal!
Caimito se hace un ovillo para echarse la siesta en la oficina
Si alguna vez has pasado tiempo en la oficina del personal, habrás visto a Caimito. Se trata de un pequeño chiweenie (mezcla de chihuahua y teckel) al que le encantan las caricias y que se sienta cómodamente en el extremo de los escritorios de la oficina para ver ir y venir a todos sus amigos del banco de alimentos. Esta preciosidad y su dueña, Ysa (Directora de Acceso a los Alimentos), se conocieron en Ballard Food Bank hace cuatro años.
Era julio de 2021 en el antiguo edificio Ballard Food Bank y la clínica veterinaria gratuita estaba en marcha. Ysa estaba trabajando en un pack de comida de fin de semana para los niños . Por aquel entonces, Ysa había estado comentando con los miembros del personal su idea de tener un chihuahua. En realidad no habían crecido con mascotas, nunca habían tenido un perro. No obstante, la idea flotaba en el ambiente.
Por casualidad, Laura, que ese día trabajaba en el almacén, vio una mochila llena de cachorros en la cola de la clínica veterinaria. Se apresuró a avisar a Ysa de que tenía que echarles un vistazo.
Ysa recuerda: "Salí a la cola y había una bolsa con Caimito y dos de sus hermanos... Le pregunté a la mujer si buscaban hogar para estos perros. Me dijo que podía llevársela ahora mismo, pero yo nunca había tenido una mascota. Me cortocircuito, yo estaba en el trabajo. Le ofrecí mi número de teléfono pero me dijo que su teléfono no funcionaba. Entré en pánico, me preocupaba que se hubiera ido para cuando pudiera llamar. Se me rompió el corazón pensando que no esperaría".
En un giro del destino, y con buena cobertura de móvil, Ysa llamó a la mujer con la mochila de cachorros al día siguiente, ¡y ella contestó! Se encontraron en el QFC de Capitol Hill. La mujer de la fila de la clínica veterinaria trajo un cachorro atigrado y al pequeño Caimito. Los puso sobre el capó del coche de Ysa y, en cuanto Caimito se acercó y la lamió, supo que era su perro.
Cuatro años después, Caimito y Ysa forman un dúo dinámico en Ballard Food Bank. Ysa explica que Caimito se toma muy en serio su papel. "Es consciente de que tiene un trabajo aquí, que es un perro de apoyo emocional. Sabe que es un trabajo duro. Me dice: '¿Necesitas que te mire con nostalgia, acariciarme o que te dé un beso? Me encanta que sea leal. Es muy dulce".
Caimito después de su paseo vespertino
Caimito llegó a la vida de Ysa en el banco de alimentos y luego se basó en su propio papel y su vida en el banco de alimentos. Cada día, todos los que entran en la oficina la saludan al pasar. Ysa calcula que cada 10 minutos pasa alguien a saludarla.
Ysa dice: "A pesar de todo, creo que la clínica veterinaria es genial y tiene un lugar especial en mi corazón porque es donde conseguí a Caimito y la conocí. Es muy bonito verla crecer aquí. Cuando la tuve en el primer edificio era una cachorrita, la dejaba en el regazo de Nathaniel y me miraba con nostalgia. Ahora tiene sus propios amigos en el trabajo".
La destreza social de Caimito fue producto de su entorno. Ysa la expuso a la comunidad desde muy pequeña. A sus cuatro años, Caimito tiene tantos amigos que incluso celebra sus propias fiestas de cumpleaños (a las que han asistido varios miembros del personal del banco de alimentos).
Caimito y Ysa son una pareja realmente unida. Su compañerismo surgió de una de las cientos de conexiones que se producen a diario en Ballard Food Bank cuando vecinos se encuentran con vecinos. Ysa nos contó con gran alegría que conocer a Caimito fue un feliz accidente que transformó la vida de ambos.
Además de llevar comida a la mesa, en Ballard Food Bank fomentamos un espacio en el que las personas -y las mascotas- pueden conectar de verdad.