La historia de Alfonso

Alfonso llegó a Seattle en 1999 para escapar del ciclo de malos tratos al que él y su familia se enfrentaban en México. Encontró empleo en una tienda de madera contrachapada donde trabajaba su primo, y más tarde en el Yankee Grill, un restaurante de Ballard.

En 2000, Alfonso se dio cuenta de que su prima y su cuñada pasaban apuros. Conocieron Ballard Food Bank y las visitas al banco de alimentos se convirtieron en parte de la rutina familiar. El banco de alimentos les ayudó incluso a pagar el alquiler. Alfonso no recurrió al banco de alimentos en ese momento, pero ya había plantado la semilla. Nos cuenta que su primer recuerdo del banco de alimentos era ver a la gente entrar con las manos en los bolsillos y salir con grandes bolsas y, a veces, cartones de comida.

Unos años más tarde, Alfonso conoció a un hombre sin vivienda llamado Samuel que necesitaba ayuda. Alfonso se acordó del banco de alimentos y llevó allí a Samuel. Los voluntarios les ayudaron con comida y proporcionaron a Samuel una derivación al dentista y le ayudaron a obtener un abono de autobús, lo que le llevó a encontrar su propia casa.

 

Alfonso se sienta en el Kindness Café, donde trabaja como voluntario con regularidad.

 

Sin embargo, mientras la vida de Samuel mejoraba, la de Alfonso caía en picado. Se había vuelto drogadicto y, en 2019, estaba al borde de la muerte. Un agente de policía lo encontró y lo llevó a rehabilitación. Tras completar un programa de sobriedad de 20 pasos, Alfonso volvió al banco de alimentos. Allí conoció a Nathaniel, miembro del personal, que escuchó la historia de Alfonso y le ofreció ayuda y ánimo. Alfonso consiguió un trabajo estable y empezó a ahorrar para comprarse un coche y encontrar una casa propia.

Alfonso trabaja ahora en The Cheesecake Factory y acude como voluntario al banco de alimentos después de trabajar un turno de 10 horas.

"El único lugar donde encontré paz y ayuda fue el banco de alimentos", dice. "Era el único lugar donde no sentía rabia. ... El banco de alimentos siempre estaba ahí para mí y yo tenía que responder con gratitud. Me hizo seguir adelante. Encendió en mi alma la necesidad de servir a los demás".

Ballard Food Bank